05 noviembre 2014

Viajando con dragones a San Miguel de Aralar

Las gotas que impactan en el parabrisas tienen escarcha por lo que pronto veré nieve. Es tan lenta la nieve, trae tanto silencio que quizá este viaje sea para ir más lento. El sonido del limpiaparabrisas es tan relajante, recuerda… Me acerco al monte de Aralar y empieza a caer nieve. ¡Cómo se tuvo que sentir Teodosio de Goñi cuando asesinó a sus padres creyendo que en la cama estaba su mujer durmiendo con otro! Castigado a llevar cadenas por los que predicaban el perdón y no lo cumplían, se le apareció un dragón. ¿No creéis en dragones? Entonces mirad bien dentro de vuestra cabeza. En el mismo momento que alguien se identifica con el pensamiento aparecen los dragones.
Teodosio gritó: “Nor Jaungoikoa bezala” (Quién como Dios) y las cadenas se soltaron.
La carretera está blanca, creo que pararé un rato. El silencio no hay que ir a buscarlo, aunque no haya ruidos fuera hay ruidos dentro. El silencio nace de la aceptación del ruido, de no dar tanta importancia al ruido, de no tomarse tan en serio lo que pasa por tu cabeza y aceptar lo que ocurre experimentando, siempre experimentar, encontrarse, relacionarse sin juzgar.
Teodosio y su mujer erigieron en el alto de Aralar un santuario al que llamaron San Miguel in Excelsis. Debajo del monte hay una gruta donde aún se puede escuchar al dragón. Dicen que San Miguel lo mató con la espada pero cuando no aceptas los dragones a estos les da por revivir. En el mismo instante que no das importancia al miedo las cadenas se sueltan y el silencio hace acto de presencia. En el mismo momento en que le das importancia y lo escondes, entonces aparece el dragón bajo el monte.
He tenido la suerte de ver un corzo dejando sus huellas en la nevada. Es hora de regresar pues no me gusta conducir con nieve.
Las gotas que impactan en el parabrisas vuelven a tener escarcha. Me acerco a Pamplona. La carretera por donde circulo la elijo yo y acepto los mesones, aventuras, estancias, personas, relaciones, sorpresas, disgustos, gustos, despedidas y bienvenidas que en ella ocurren.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaungoikoa... Maite zaitut.